Veinte años después
Veinte años después sigo disfrutando de la grandeza de este deporte, que para quienes hemos tenido la suerte de poder vivir, sufrir y compartir, es algo que llevamos tan dentro como el olor a vestuario, a botas húmedas, a los dolores y molestias crónicas o «al reflex»; y por supuesto, ese olor a panceta del clásico bar del campo.
Dicen mis compañeros de vestuario en los Veteranos del Real Madrid, que no recuerdan el día, entrenamiento o momento que no hayan tenido una molestia al comenzar o terminar un partido o entrenamiento. Veinte años después me sigue pasando, casa día cojeo de una manera diferente, según el dolor. Bendito hielo!!!
Veinte años son muchos, pero las mayoría de las cosas no han cambiado.
Tengo la suerte de disfrutar y de pasearme por distintos campos de fútbol de Madrid, viendo partidos de todas las categorías y de todas las edades; y sigo viendo los mismos nervios de los chavales en el saque de inicio, las mismas caras de alegría en la consecución de un gol, y las mismas caras desencajadas ante un error o derrota.
Veinte años después siguen estando los PADRESENTRENADORESPREPARADORESFISICOSPRESIDENTESDECLUBDELOSCOJONES, dando su discurso de sabiduría y buen hacer deportivo. Cuando daño!!! o como dirían ahora los políticos, «activos tóxicos».
Siguen estando los entrenadores que les vale cualquier artimaña para que su equipo gane. Todavía me sorprende oír en el campo instrucciones como «…la próxima le metes el codo y le revientas….»; sinceramente no lo entiendo, no cabe en mi cabeza, me cortocircuito. El resultado no lo es todo señor entrenador, hay una ética, creo que lo llaman ahora «Juego limpio».
Veinte años después siguen estando esos padres, madres, abuelos, familiares y seguidores, que a pesar de las inclemencias del tiempo u horarios están siempre al pié del cañón, entrenamiento tras entrenamiento y partido tras partido. Para llevarles, traerles, lavar la ropa y por que no tomarse ese café o bocata en la cantina del campo. Mi más sincero agradecimiento, por que sin ellos tampoco habría fútbol.
Voy a omitir veinte años después a tod@s los piratas, desaprensivos y en general gente dañina para el fútbol, para el deporte y para la vida misma. Simplemente que os den veinte años más.
Veo las mismas miradas de complicidad de los compañeros en el campo, miradas que dicen «hice todo lo que pude» , «la próxima lo haré mejor», «Mister esto es un desastre haz algo», «vaya cagada…», mirada del chaval buscando la complicidad de alguien en la grada; todavía recuerdo buscar a mi padre en la grada y verle metido dentro de los ultras del equipo contrario.
Esto es lo grande de este deporte, las SENSACIONES veinte años después.
Veinte años justos separan estas dos fotos, que caen en mis manos de la misma forma y casualidad. Un amigo las ve, me reconoce y me las pasa.
Simplemente gracias fútbol. #megustaserportero